TABACO DE LOS INDIGENAS SUDAMERICANOS

(de la publicación Handbook of South American Indians)


Traducido de The stimulants and Narcotics por John M. Cooper
Tabaco


El tabaco (numerosos nombres nativos, enumerados en: Dixon, 1921; Stahl,1924) ha sido utilizado de una forma u otra por los indios de las Indias Occidentales, del sur de América Central y de América del Sur desde los primeros tiempos del contacto y se había utilizado sin duda mucho antes de la llegada de los europeos. Se deriva de varias especies del género Nicotiana (N. tabacum, N. rustica, N. undulata, N. paniculata, y probablemente otras), sobre todo de plantas cultivadas, y más comúnmente de cosecha propia, aunque por algunas tribus se obtiene a través del comercio de otros indios o de los blancos. Hay algunas evidencias del uso de plantas silvestres, como entre los primeros peruanos y algunos de los pueblos modernos de Aymara y Mato Grosso.
La historia cultural del tabaco aborigen en el continente desde la era del Descubrimiento muestra dos tendencias dominantes: en primer lugar, una marcada expansión tribal y territorial del uso; en segundo lugar, una secularización igualmente marcada del uso. Nuestras primeras fuentes, anteriores a 1700 aproximadamente, no mencionan el uso aborigen del tabaco en ninguna de sus formas en las siguientes zonas: La mayor parte del Amazonas y sus afluentes, gran parte del Brasil oriental, el Chaco, las pampas uruguayas y argentinas, la Patagonia y los archipiélagos de Magallanes y Chonoan.
Para buenas partes de esta gran área en blanco, especialmente la región central del Amazonas y la sección "Puelche" de la Pampa argentina occidental, nuestras fuentes anteriores a 1700 arrojan escasos datos culturales de cualquier tipo; en consecuencia, su silencio no alcanza a probar la ausencia del uso del tabaco en esa época. En algunas otras partes, como en el este de Brasil, el Chaco y la región de La Plata, el uso puede haber estado relacionado con ritos mágico-religiosos y por lo tanto puede haber escapado a la atención de los primeros observadores blancos.
El problema se complica aún más por el hecho de que en el este de Brasil y en la región de La Plata se han realizado hallazgos arqueológicos de pipas, en algunos casos en yacimientos aparentemente precolombinos, lo que sugiere que al menos en estas zonas se había practicado el consumo de tabaco en la época anterior al contacto.

En otras partes de nuestra gran área en blanco el panorama histórico es más claro. Nuestra información cultural de fuentes anteriores a aproximadamente 1700 sobre los charrúas, "querandíes" y otros pueblos de las pampas uruguayas y del este de Argentina, los tehuelches, los fueguinos y los chonos es suficiente para justificar la inferencia confiable de que el tabaco no era usado por ellos en este período temprano. Las pipas encontradas en la región de Chubut, en la Patagonia, son casi con seguridad posteriores a 1700. Los inicios del uso del tabaco por parte de los tehuelches pueden fecharse, según los registros históricos, hacia mediados del siglo XVIII; los del uso por parte de los fueguinos, en décadas bastante recientes.
En la actualidad, casi todas las tribus indígenas de América Central y del Sur, desde Honduras hasta el Cabo de Hornos, utilizan el tabaco de una forma u otra y con un propósito u otro. Las excepciones son escasas. Unas pocas tribus dispersas, como los Páez, algunos grupos de la Montaña, los Guahibo, los Mura, los Parintintin, los Tupí-Cawahíb, los Chama de Bolivia y los Guayakí, no lo utilizan en absoluto, según los últimos informes. Entre otros pocos, como los Cayapa, Sirionó, y Botocudo, el tabaco es definidamente reportado sobre bases tradicionales o históricas como de introducción relativamente reciente. Entre los indios no cocaleros de la sierra ecuatoriana y los cocaleros habituales del altiplano peruano y boliviano, el tabaco rara vez o nunca se utiliza, salvo en una medida limitada con fines medicinales y/o rituales.
Durante el período que va desde el primer descubrimiento hasta aproximadamente 1700, en la mayor parte del área tabacalera, el uso era, al parecer, exclusiva o sobre todo mágico-religioso y/o medicinal, como entre los peruanos y mapuches-huilliches, pero en algunas regiones, como en las Indias Occidentales, era seguramente también secular y hedónico. En la actualidad, en muchas partes del área del tabaco el uso sigue siendo sobre todo mágico-religioso y/o medicinal, como entre los aymaras, muchas tribus bolivianas y los indios de la sierra ecuatoriana; pero en muchas otras partes, como en grandes áreas del norte de Sudamérica, el Chaco, la Pampa, la Patagonia, los fueguinos y el sur de Chile Medio, el uso varía de mayormente a exclusivamente secular y hedónico. La influencia blanca parece ser en parte, pero no totalmente, responsable de este cambio histórico básico en el propósito de uso.
El tabaco se utiliza en Sudamérica de seis formas principales: fumar, aspirar, comer, masticar, beber y lamer.
De estas seis, fumar es, con mucho, la más extendida. El área principal en la que los cigarros y los cigarrillos -no se puede hacer una distinción clara entre ambos, ni tampoco entre ellos y una forma de "pipa" tubular (cf. Stahl, 1930, pp. 64-74)- son o fueron las formas exclusivas o predominantes de fumar es la que se extiende desde el sur de América Central y las Indias Occidentales a través de las Guayanas y la mayor parte de la región de la selva y la sabana del Orinoco y el Amazonas.
En la actualidad, fumar en pipa es la forma exclusiva, predominante o alternativa de fumar en tres áreas principales de Sudamérica:
(1) Parte del interior de la Guayana; (2) parte de la región del Marañón-Huallaga-Ucayali y aguas abajo del Amazonas hasta aproximadamente la desembocadura del Javari; (3) la zona muy extensa y casi continua, que comienza en el norte en el bajo Araguaya, y se expande hacia el sureste, el sur y el suroeste por una buena parte del interior del Brasil meridional, el Mato Grosso y el centro de Bolivia, luego baja por todo el Chaco hasta la Pampa y la Patagonia, y cruza los Andes para abarcar el sur de Chile Medio. La pipa es de introducción reciente o postcolombina en el interior de Guayana, río abajo en el Amazonas, y en la Patagonia.
A principios de la época colonial se registra su presencia en el este de Brasil ("Tapuya", Tupinamba) y en Chile (Mapuche-Huilliche), y no en el resto del continente.
Casi todos nuestros hallazgos arqueológicos de pipas de clara a probable edad precaucásica se han realizado en nuestra zona 3 o en el cinturón sierral-costero desde Ecuador hasta el norte de Chile y el país calchaquí.
La evidencia etnológica, histórica y arqueológica combinada parece justificar la siguiente amplia generalización: En épocas anteriores, poco después y algún tiempo antes del período del Descubrimiento -y en gran medida también en la actualidad- los cigarros-cigarrillos prevalecían sobre la gran zona focal del norte del continente y las Antillas adyacentes y América Central, las pipas sobre un cinturón en forma de media luna aproximadamente periférico al mismo en el sureste, sur, suroeste y oeste, siendo una zona sin tabaco periférica a su vez a la zona de las pipas. Esta triple distribución concéntrica duplica, en sentido inverso, la triple distribución concéntrica similar en América Central y del Norte al norte del Istmo.
Los cigarros y cigarrillos se fabrican con hojas de tabaco secas, enteras o picadas, encerradas o envueltas en hojas de tabaco, maíz, plátano u otra planta o en la corteza interior de los árboles. Los "cigarros" envueltos en espiral varían en longitud desde unas 2,5 pulgadas (6 cm.), como ocurre con los grandes en la región del alto Xingu, hasta los gigantes del Valle de Uaupés, de 8 pulgadas a 2 pies (20-60 cm.), y de los primeros indios de Panamá, de 2 a 3 pies (60-90 cm). Estos grandes cigarros de Uaupés se fuman en un soporte de horquilla vertical (fig. 180). Los primeros cigarros de Panamá, tal como los describe Wafer (1903, p. 109, recorte) eran fumados con el extremo encendido en la boca del fumador, que soplaba el humo a través de la longitud del cigarro hacia la cara de los demás, que ahuecaban las manos para respirarlo por la boca y la nariz, un modo de fumar muy similar al que todavía es corriente en la región de Panamá (Spruce, 1908,2: 436; Nordenskiöld, 1938, p. 497, pipas).

Figura 180.  Porta cigarro de los indios del río Uaupés. (Según Roth, 1924, fig. 66.)

Las pipas son de caña, bambú, madera, frutos secos duros, hueso, arcilla o piedra, en formas tubulares, curvas, de monitor y compuestas. Las pipas compuestas son a menudo sólo una pipa cónico-tubular a la que se ha unido un tallo separado.
De los tipos aborígenes, las tubulares (fig. 181, izquierda) son las más extendidas, sobre todo en el Chaco y en el este y sureste de Brasil, y, según las pruebas históricas y arqueológicas, son aparentemente un forma muy antigua, tal vez la más antigua, en el continente sudamericano. Entre algunas de las tribus de Bolivia y el Chaco tienen, por conveniencia, un extremo de labio achatado (fig. 181, derecha). Entre algunos de los chaqueños, un filtro de fibra se coloca dentro. Las pipas curvas se encuentran generalmente, aparte de los evidentes préstamos del Blanco en otros lugares, en secciones muy dispersas de un cinturón que va desde Alagoas, en el extremo oriental de Brasil, bajando por las provincias costeras brasileñas y atravesando el norte de Argentina y la Patagonia hasta Chile. Las pipas de monitor (fig. 182) se encuentran principalmente entre los mapuches-huilliches y tehuelches y en dos sitios arqueológicos aparentemente precolombinos del sureste de Bolivia (Nordenskiöld, 1931, p. 91).

Figura: 181. Pipas de tabaco del Chaco. Izquierda: Pipa tubular de madera, Mataco. a, vista lateral; b, sección transversal esquemática; c, sección final. Derecha: pipa tubular de madera con reborde plano, Chorotí. a, Vista lateral; b, sección transversal esquemática; c, sección final. (Según Nordenskiöld, 1908, figuras 2, 7.)



FIGURA 182.  Moderna pipa Tehuelche monitor para tabaco, territorio Chubut, Argentina. (Según Outes, 1905, figs. 172, 173.)


Las pipas compuestas, de cazoleta y caño separables, se presentan en varias formas, siendo dos de las más características las de cazoleta cilíndrica o de carrete del Chaco y las de cazoleta cónica de Montaña (fig. 183) y del Chaco. Las pipas con tallado o moldeado humano o zoomorfo son relativamente raras, siendo reportadas principalmente del Chaco y de sitios arqueológicos muy dispersos -no todos aparentemente precolombinos- en Venezuela, Ecuador, Perú, norte de Argentina y extremo sur de Brasil.

FIGURA 183. Pipas de madera con boquillas de hueso. Conebo, río Ucayali, oriente de Perú. (Según Farabee. 1922, fig. 7.)


El tabaco para pipa se mezcla a veces con alguna otra sustancia vegetal, como la corteza de árbol en el Chaco y entre los mapuches-huilliches, y las virutas de madera de calafate (Berberis sp.) entre los tehuelches, o se sustituye por algún sustituto, como entre los bororo, los chilotan y algunos chaqueños. Especialmente característico de la región chaqueña-patagónica, aunque también se da en otros lugares con cigarros (como entre los Bacaïri y los "Ouitoto" de Crévaux), es la costumbre de que cada uno de un grupo de unas cuantas caladas y luego pase la pipa al siguiente hombre.
Según Havestadt (1883, 2: 663), los mapuches-huilliches de mediados del siglo XVIII fumaban el tabaco quemándolo en un recipiente de concha e inhalando los humos por un tubo. La inhalación de tabaco, no siempre distinguible en nuestras fuentes del rapé de Piptadenia, se registra en tres regiones principales: el país del Orinoco (Otomac, Tamanac, Maipuré), la Montaña con una extensión hacia abajo del Purús (principalmente tucanos, con algunos panoan, arauacanos y tupis), y el Perú primitivo.
El rapé de tabaco utilizado medicinal e higiénicamente por los primeros peruanos contactados se hacía, según Cobo, con la raíz de la planta. En otros lugares, el rapé de tabaco se hace secando las hojas y pulverizándolas. En algunos casos, el rapé se mezcla con cenizas de plantas, como entre los arawak del Purús, o con Piptadenia, como entre los omagua. Entre algunos pueblos, el tabaco se aspira sin instrumentos, pero entre la gran mayoría se emplean instrumentos, como los utilizados para la Piptadenia, para inhalar o soplar el rapé en las fosas nasales. Estos son: un solo tubo hueco (Yamamadí); dos tubos soplados por dos compañeros (Campa); tubos bifurcados de tres tipos--(a) con horquillas ligeramente divergentes, una en cada fosa nasal, para inhalar (Paumari); (b) con horquillas muy divergentes (fig. 184, izquierda), un compañero que sopla el rapé en la nariz de su compañero (Piro); (c) más pequeño (fig. 184, derecha), con horquillas muy divergentes, el que aspira se pone una horquilla en la fosa nasal y la otra en la boca y sopla (Piro, Tamanac, Maipuré). Se registran sustitutos ocasionales del tabaco (y de la Piptadenia), como: el topasayri unidentificado entre los primeros peruanos, las hojas de cauca en la región de Juruá-Purús. El consumo de tabaco es relativamente raro. Se registra para el Coto y (Cocama de la Montaña. El polvo de tabaco sólo se pone en la boca y se traga. La masticación de tabaco tiene una distribución muy quebrada: en las Antillas, entre los Caribes de las islas; en Colombia, por los primitivos Chibcha sacerdotes y chamanes goajiros modernos; en la Montaña, por un gran número de tribus; en la Guiana Central, el Chaco y el este de Brasil, por algunas otras tribus dispersas. Mientras que un gran número de estos pueblos que mastican tabaco son adyacentes a los que mastican coca en la Sierra Andina, una minoría muy considerable no lo es. La masticación de tabaco está definidamente ausente del complejo tabacalero Mapuche-Huilliche-Tehuelche.

Figura 184. Tubos para aspirar tabaco, Puno, oriente del Perú. (Según Farabee, 1922, fig. 5.)


En algunas zonas, el tabaco de mascar se mezcla con otra sustancia, generalmente alcalina: en algunas partes de Isla-Guiana de la zona Caribe, con cenizas, tierra negra o cáscara pulverizada; en el Chaco, con plantas o cenizas de huesos. Aquí y allá, como en el caso de los chamanes goajiro (Mackenzie, 1945, p. 158), el masticador traga la saliva cargada de tabaco, induciendo así una especie de intoxicación nauseabunda. Cuando el suministro de tabaco escasea, se puede mascar un sustituto: la raíz de koro-pa (Toba, Chunupí); varias plantas (indios venezolanos: Ernst, 1890, p. 243). Estas parecen ser en su mayoría masticatorias no estimulantes, al igual que el maki tehuelche (resina de goma del arbusto del incienso).

El consumo de tabaco tiene dos centros principales de distribución: gran parte de la región de la Montaña y parte de la zona de Guiana. Para preparar el líquido de tabaco, las hojas de tabaco se hierven en agua, o se mastican y luego se escupen en un recipiente, como entre los jívaro, o simplemente se empapan en agua, como entre los caribes del río Barama de Guiana. El líquido puede tomarse por la boca y beberse, lo que suele provocar náuseas y narcotizar al bebedor, o bien, como hacen a veces los hombres o chamanes de algunas tribus de la Montaña, por la nariz.

El lamido de tabaco se reporta para un área muy limitada de los afluentes del alto Amazonas (Witoto, Bora, Jivaro, Campa, Piro) y para los Arhuacos del norte de Colombia (Mason, J. A., 1924, pp. 11-12).
Las hojas de tabaco se hierven en agua hasta alcanzar la consistencia del alquitrán, o se empapan, se machacan y se mezclan con almidón de yuca espesado. El producto en forma de jarabe se suele guardar en una concha o calabaza y se lleva a todas partes. El usuario introduce uno o dos dedos o un pequeño palo en la masa oscura y luego la lame. Entre losarhuacos, es costumbre que cuando dos hombres se encuentran, cada uno sumerja su dedo en la calabaza del otro y se toque los labios con la sustancia. Una pasta de tabaco algo similar, con la adición de otros ingredientes, está en uso como bolitas en la Venezuela contemporánea (Lewin, 1931, p. 297).
Mientras que, en general, en Sudamérica el tabaco es usado más por los hombres que por las mujeres y en muchas tribus estas últimas no deben o no lo usan, sin embargo en muchas tribus y áreas extensas, especialmente donde la influencia blanca es fuerte, ambos sexos lo usan libremente. La diferenciación de sexos en el uso parece tener una distribución muy rota y errática, incluso dentro de áreas culturales limitadas, como el norte de Colombia, la Guiana Central y el Chaco.


Existe una marcada tendencia entre los indios sudamericanos, al igual que entre los anteriores antillanos, a utilizar el tabaco de manera que se induzca una intoxicación más o menos aguda. Esto puede hacerse tragando el humo (por ejemplo, Tehuelche-Araucanian), fumando intensamente y rápidamente durante mucho tiempo, tragando el jugo mientras se mastica (Goajiro), aspirando (principios del Perú, I purina), y bebiendo agua de tabaco (Guiana, partes de la Montaña). En la mayoría de los casos esto tiene una significación mágico-religiosa, como cuando lo hacen los chamanes o los laicos para inducir el trance, los sueños, las visiones y la comunicación con los espíritus; en otros casos, como parece entre los tehuelches-araucanos, simplemente con fines hedónicos.
El uso puramente hedónico o recreativo del tabaco es actualmente muy común en muchas zonas. Este uso secular es, sin embargo, en gran medida postcolombino y se debe a la influencia blanca. Pero no era desconocido en la época del Descubrimiento, como demuestran claramente las pruebas de las Indias Occidentales. El uso por placer es común en las borracheras. Entre los propósitos sociales de uso, el más común quizás sea el de saludar a los invitados o visitantes y el de simbolizar la amistad y la camaradería. Los indios peruanos son reportados por Yacovleff y Herrera (1934--35, p. 45) por usar Nicotiana glauca en forma de polvo con chicha para fines criminales, el efecto es como el de la Datura stramomium. El tabaco se usa higiénica y médicamente para muchos fines: para aliviar la fatiga (Tapirapé), para despejar la cabeza (Perú primitivo, Jivaro), para curar el dolor de cabeza (Conibo), la disentería (Campa, Piro), y otras dolencias.

Un gran número de tribus en y adyacentes al este de Bolivia, muchas de las cuales no fuman, lo utilizan para deshacerse de los tábamps que excavan bajo la piel de los seres humanos - un uso reportado también entre los indios del siglo XVIII de la provincia de Maynas (Veigl, 1785, p. 285), los modernos Jívaro, y de Ega en el Amazonas (Bates, 1892, p. 384).
El tabaco entra de lleno en el complejo chamánico y mágico-religioso sudamericano. La evidencia de su uso como ofrenda o sacrificio proviene de una gran cantidad de partes del continente, desde el rito Cuna de quemar las hojas en un brasero como incienso, hasta el Tehuelche, que recuerda a América del Norte, de soplar el humo ceremonialmente hacia los cuatro cuartos.
Entre los muchos y variados usos que los chamanes hacen del tabaco, los dos más comúnmente reportados son: soplar el humo sobre las personas, especialmente los enfermos, y sobre los objetos; y fumar, beber o aspirar tabaco para inducir narcosis, sueños, visiones y visitas y comunicación con los espíritus. El tabaco también se utiliza, con menos frecuencia, en la adivinación chamánica o laica, como entre los Goajiro, observando la dirección en la que se desplaza el humo (Nicholas, 1901, p. 629), y en la predicción del futuro, como entre los primitivos peruanos (Polo de Ondegardo, 1916, p. 197). Beber agua de tabaco en una cantidad tal que provoque una intoxicación con náuseas desempeña un papel central en la preparación de los candidatos a chamán en Guiana y en algunas partes de la Montaña (Jívaro, Zaparo). Entre los jívaro, beber agua de tabaco, echarse jugo en la nariz, fumar grandes cigarros, tragar humo y pintarse el cuerpo con jugo de tabaco son características destacadas en las ceremonias de iniciación y matrimonio, en las fiestas de la victoria y en otros ritos. Los jívaro tienen un concepto bien definido del espíritu de la planta del tabaco.

Una comparación general del uso del tabaco en Sudamérica y en Norteamérica al norte de la frontera mexicana, aproximadamente, revela ciertas similitudes y contrastes importantes. En ambas áreas: la pipa tubular parece muy arcaica; los propósitos mágico-religiosos de uso son, o antes eran, primarios, siendo el uso secular o hedónico secundario; el tabaco era un sacrificio u ofrenda favorita; el uso hedónico ha ganado mucho sobre el religioso desde el Descubrimiento. Los tipos de pipa muestran una variedad y elaboración sensiblemente menor en Sudamérica que en Norteamérica. Por otro lado, el complejo del tabaco muestra una variedad y elaboración apreciablemente mayor (muchos tipos de inhalar, beber, lamer, etc.) en la zona de cigarros y cigarrillos de América del Sur que en América del Norte, aunque quizás no sea mayor en la zona de pipas de América del Sur, que es una mejor base de comparación. En general, también, el uso del tabaco en América del Sur, en las Indias Occidentales y en América Central hasta la frontera norte de México tiende mucho más a la intoxicación o a la excitación extrema, es en cierto sentido más "dionisíaco" y se asocia más estrechamente con el chamanismo individualista libre; mientras que en América del Norte al norte de la frontera mexicana el uso del tabaco es, o era, generalmente mucho más tranquilo, sobrio y moderado, más "apolíneo", y se asocia en las prácticas seculares y religiosas más con el ritualismo formal institucionalizado. (Principales fuentes generales sobre el uso sudamericano del tabaco: Stahl, 1924, todas las fases del problema; Nordenskiöld, 1908, pipas; Mason, J. A. 1924, breve tratamiento general; Karsten, 1935, aspectos mágico-religiosos).

Traducido de The simulants and Narcotics: Tobacco por John M. Cooper publicado en SMITHSONIAN INSTITUTION BUREAU OF AMERICAN ETHNOLOGY BULLETIN 143 HANDBOOK OF SOUTH AMERICAN INDIANS - Julian H. Steward, Editor, Volume 5: THE COMPARATIVE ETHNOLOGY OF SOUTH AMERICAN INDIANS Prepared in Cooperation With the United States Department of State as a Project of the Interdepartmental Committee on Scientific and Cultural Cooperation. UNITED STATES GOVERNMENT PRINTING OFFICE WASHINGTON (1949).

Original: Universidad de Michigan. Digitalizado por Google. Derechos: dominio público. Fuente: babel.hathitrust.org

¡Muy buenas pipafumadas!
Jorge