El milagro de la pipa

Cuando la pipa circula en un grupo de hombres, las diferencias desaparecen. El diálogo se hace fluido, las palabras circulan en rededor, las personas comentan sus alegrías y sus tristezas, sus proyectos y sus temores, sus creencias, sus religiones. Cinco hombres reunidos comparten sus inquietudes mientras el tabaco endulza el ambiente y la pipa sostiene la palabra.

Fumar la pipa no es la excusa de la reunión. Es el fin supremo de la misma. Mediante ella los hombres se entienden, las asperezas se liman y las discrepancias se celebran.

En un mundo que está tan dividido por diferencias religiosas, unir en diálogo ameno un cristiano, un judío, un creyente en la religión africana, un seguidor de las memorias indígenas y un ateo, no parecería cosa fácil. Ese es el milagro de la pipa.

En un mundo que está tan fragmentado por las diferencias económicas, juntar en armonioso cónclave un jubilado, un artesano, un enfermero, un estudiante y un desocupado, no parece cosa fácil. Ese es el milagro de la pipa.

En un mundo donde los intereses en las diferentes etapas de la vida son tan dispares, crear un ambiente acogedor con personas de veinte a setenta años, no parece cosa fácil. Ese es el milagro de la pipa.

En un mundo donde las manifestaciones culturales son tan diversas, escuchar tango y rock&roll, murga y blues, canto popular y música africana, en un regular encuentro entre personas de diferentes procedencias, no parece cosa fácil. Ese es el milagro de la pipa.

Pedro Ferrizzo, Raúl Jarovisky, Giancarlo Albano, Alvaro García y Jorge García

Durante miles de años la pipa ha servido como vehículo comunicador entre almas, alrededor de un fogón o simplemente "picando algo", escuchando opiniones y tomando decisiones, reflexionando el pasado y planeando el futuro. Disfrutando del presente. Ese es el milagro de la pipa.

A lo largo y ancho del mundo, en todas las épocas, la pipa ha servido como medio de unión, como forma de estrechar lazos y acercar posiciones entre las personas. Así lo sentimos nosotros, y ese es el milagro de la pipa.

Giancarlo Albano

Octubre, 2006