MUJERES Y PIPAS
por Pedro Romero
Las mujeres pipa-fumadoras son algo poco usual en nuestros días
pero no sucedía lo mismo en los siglos XVII y XVIII. Mujeres respetables eran vistas fumando sus pipas en
público habitualmente. Encontramos muchas pinturas famosas en las que aparecen mujeres de la nobleza luciendo
sus pipas de arcilla. Las clases medias también eran amantes de disfrutar este nuevo modismo. Las pipas
de arcilla de la época eran muy delicadas, con las cazoletas finas y hermosamente trabajadas y caños
largos.
Los holandeses rediseñaron estas pipa de arcilla, agrandando la cazoleta y alargando el caño.
En zonas rurales como las Highlands de Escocia y en Irlanda
las féminas fumaban sin vergüenza. Las mujeres de las Islas Hébridas fumaban sin mayor reparo
durante 1930 debido al aislamiento cultural y esto mismo sucedió con las mujeres de Los Apalaches (EE.UU.).
Mujeres holandesas, francesas e inglesas disfrutaron de la "Mala
hierba india". Durante siglos, la manera favorita de las féminas de disfrutar del tabaco fue fumarlo
en pipas de arcilla. Sobre 1575 las pipas eran hechas en Inglaterra, pero antes del siglo XVII Holanda será
el centro dominante en lo tocante a la fabricación de pipas de arcilla. Estas pipas también fueron
hechas en muchos otros países europeos por esta época. Tenían cazoletas generalmente blancas,
pequeñas y boquillas largas. Eran sumamente frágiles y no duraban mucho. Sin embargo, antes de 1850,
cuando el fumar en pipa no solo se generalizo sino que se relaciono con la clase obrera el fumar en pipa empezó
a disminuir por parte de las féminas, por lo menos en público. La aceptación social de la
pipa-fumadora varía según regiones en este momento. Se cree que muchas mujeres enterraron sus viejos
hábitos. Aunque lo más probable fuese que fumaran en secreto mientras públicamente negaban
tal hecho.
Que una mujer fumara en pipa, fue visto como un hábito muy vulgar y anticuado por la mayoría de sociedad
elegante pero este cambio que produjo la negación de la pipa por parte de la mujer fue mucho más
lento en sociedades rurales sin demasiado contacto con zonas urbanas.
El que una mujer fumara en pipa públicamente, sobre todo en una ciudad, llamaba inmediatamente la atención
y se veía como algo ridículo y este hecho dio paso a una prolongada época en la que la pipa
ha sido vista como una zona sólo para hombres. Un mundo de pipa-fumadores.
Cuando al comienzo indicaba que las Mujeres holandesas, francesas
e inglesas disfrutaron de la "Mala hierba india", esa referencia al tabaco es la que se dio en el momento
que se comenzó a mirar de mala forma el que las mujeres fumaran y es incluso el título de una pequeña
canción o como diríamos aquí en nuestro país, una coplilla.
La Marquesa de Pompadour, la amante favorita del Rey Luís XV,
era una fumadora apasionada y poseía más de 300 pipas (izquierda).
La Primera Dama pipa-fumadora, Raquel Jackson acompañó al General Jackson a Washington en 1824-25
cuando la presidencia fue designada en la Cámara de Representantes. Los rumores sobre Raquel precedieron
su llegada a la ciudad de Washington, y la pregunta surgió respecto a si las otras damas la aceptarían.
Raquel no quería ir a Washington, temiendo que su falta de elegancia en la conversación, su hábito
de fumar en pipa, y su falta general de refinamiento se reflejara en hacerla y hacer impopular a su marido. Sin
embargo, aceptó el consejo de sus allegados para que acompañara a su esposo (derecha).
Tobacco's but an Indian weed, Grows green in the morn, cut down at eve; It shows our decay, We are but clay; Think of this when you smoke tobacco! | El tabaco es solamente una mala hierba india, Crece verde en la alborada, cortada a la víspera; Muestra nuestra decadencia, Somos solamente arcilla; ¡Piensa en esto cuando fumes tabaco! |
Valga estas líneas como reconocimiento a aquellas mujeres
que realizaron un acto tan sencillo pero tan valiente, dada la época, como fue disfrutar de una buena mezcla
en una hermosa pipa. Y sea un sencillo homenaje a todas las amigas pipa-fumadoras que en la pipa-lista me encuentro
cada día y que tras una pipa cargada de un agradable tabaco, realizan lo que cualquier pipa fumador… disfrutar
de una fumada en compañía de buenas amistades o en soledad; disfrutar, reflexionar, degustar un buen
licor y si el espíritu lo pide ese día, aderezar todo esto escuchando buena música.
Pedro Romero / Canarias